*Con la obra Todo aquí es polvo ganó el Premio Narrativa Colima 2011 convocado por INBA y Universidad de Colima.

Esther Seligson (1941-2010) es una de las “maravillas secretas” de la literatura mexicana… Sin embargo es una escritora marginada, su nombre no figura junto al de otros grandes escritores. La razón es una: ella no buscaba ese tipo de prestigios.

Geney Beltrán Félix, quien fuera editor y actualmente albacea de Seligson, ventiló estos rasgos de la personalidad de la escritora, que ganó el Premio Narrativa Colima 2011, durante la ceremonia de premiación que tuvo lugar el martes en Pinacoteca Universitaria y que sirvió también como un reconocimiento post mortem. En el evento actuaron Coral Divas y Niños Cantores.

La mesa estaba puesta y las personalidades en ella… pero se seguía resintiendo la ausencia de Esther Seligson, quien sólo apareció –gracias a la presencia de un proyector– en una pantalla: ahí concedía una entrevista a Teve UNAM donde hablaba de su afición por el teatro, la memoria, los símbolos y las referencias místicas; también reconoció dos de sus pánicos: escribir para teatro y para niños. Luego, la imagen se fue y, de repente, algunos asistentes nos quedamos con una sola sensación dándonos un toque en la piel: todo es efímero.

En 2009 los médicos le anunciaron a Esther Seligson que tenía una afección cardíaca y que le restaba sólo un año de vida. Ella, aunque tenía la opción de ponerse un marcapasos, no quiso atenderse. Ese último año de su vida, en cambio, se dedicó a corregir y a escribir su último libro Todo aquí es polvo; además, dejó tres obras póstumas. Sus últimos 365 días los dedicó a hacer una inmisericorde exploración de la memoria, a esculcar cada resquicio de sus recuerdos, a intentar recuperar lo vivido… esos atributos indispensables de su obra hicieron que el jurado –integrado por Bernardo Fernández, Juan José Rodríguez y Nicolás Cabral– le otorgara el premio Narrativa en su XXXII edición.

Todo aquí es polvo, obra con la que obtuvo el Premio Narrativa Colima, pretendía ser una novela pero terminó convertida en una memoria: un libro íntimo donde habla incluso del suicidio de su hijo… ese hecho que la marcó para siempre, porque cuando su hijo murió dentro de ella se extinguió una flama vital.

En la ceremonia de premiación –presidida por Epigmenio León, subdirector de Literatura y Autores del INBA, Ramón Arturo Cedillo Nakay, secretario general y encargado del despacho de Rectoría la Universidad de Colima; Juan Diego Gaytán Rodríguez, coordinador de extensión universitaria y Geney Beltrán, albacea– se hizo entrega de un estímulo económico de 150 mil pesos, otorgados de manera bipartida entre el INBA y la Universidad de Colima. Ese recurso será utilizado para allegarle nuevos lectores a la obra de Esther Seligson, una mujer que debido a su condición de extranjería (vivió en París, Portugal, Bélgica e Israel) no conquistó –por lo menos en vida– un lugar en la literatura mexicana. Pero nunca, incluso después de la muerte, es tarde.