*El presidente del Premio Nacional de Periodismo 2013, docente de la UNAM y renombrado escritor, impartió una conferencia sobre los vínculos entre la profesión periodística y la literatura, en la cual resaltó la actual crisis cultural de los medios debido a intereses económicos.

El periodismo y la literatura tienen un gran aliado en común: las palabras. La mezcla de estos dos géneros da como resultado el nuevo periodismo, según el renombrado escritor René Avilés Fabila. Sin embargo, se enfrentan a la misma problemática del periodismo cultural: la rapidez de la nota inmediata de los medios de comunicación y pocos espacios para los suplementos.

Invitado por la Universidad de Colima (que forma parte del Consejo Nacional del Premio Nacional de Periodismo), Avilés Fabila visitó Colima para promover este premio entre los informadores del estado y para impartir la conferencia Periodismo y literatura, a las ocho de la noche, en la Pinacoteca Universitaria.

También recibió, a mediodía, un reconocimiento por parte del rector de la U de C, José Eduardo Hernández Nava, por más de cincuenta años como escritor.

El precursor del micro relato en México dijo: “No creo que un periodista en la simple nota ponga algo de fantasía, como sí ocurre en la literatura, porque en esta última puedes pensar mucho tiempo las cosas; en cambio, en el periodismo las notas se entregan y ya. Entonces el gran enemigo para el periodista siempre será el tiempo”.

Además, en los medios de comunicación existen reporteros en cada una de las áreas, por lo que se puede hablar de dos tipos de periodismo cultural, el que se ejerce en las planas diarias y obedece a la parte informativa y el que se publica en los suplementos. En este último, la comprensión y la crítica se elaboran en un rango más alto.

Es decir, en la primera se habla de reporteros y de la parte de informativa, mientras que en la segunda, o sea los suplementos, entran poemas, reportajes a fondo mezclados con literatura y un poco de ficción, como los de García Márquez o Vicente Leñero, pero lo más importante, dijo el académico de la UAM y la UNAM, es que estas dos áreas no deben ser elaboradas por la misma persona y los diarios tienen que definir qué es el periodismo cultural.

Sin embargo, comentó que son pocos los medios de comunicación que le apuestan a este género o editan suplementos culturales, simplemente porque no son negocio y los pocos que hay se editan en las universidades públicas.

“Recuerdo que hice los cálculos más optimistas para publicar un suplemento cultural, pensé que tenía muchos lectores, así que visité varios periódicos. En ‘El Universal’ hablé con el director y me dijo que no le interesaba un suplemento porque no era negocio, y en ‘El Sol de México’, su director me dijo que se hizo exitoso con la nota roja”, que no necesitaba la cultura, mencionó el alumno de Juan Rulfo y Juan José Arreola.

Ante este panorama desalentador, para los periodistas y comunicólogos que se quieran desempeñar en el ámbito de la cultura, dijo que una de las formas donde se puede recuperar este periodismo es en las nuevas tecnologías, porque en la medida en que éstas se desarrollen habrá más posibilidades de ejercerlo.

Es en ellas, dijo, se puede recuperar el periodismo cultural que los medios tradicionales como la televisión han cancelado. “Ahora hasta las universidades tienen que regalar los suplementos culturales para ser leídos; sin embargo, cuando éstos migran a los medios electrónicos pierden colaboradores, porque ellos esperan tener algo palpable, que puedan oler y sentir”. Ésta, sugirió, es una paradoja que con el tiempo deberán resolver los periodistas y la sociedad.

“Otro de los problemas es que los medios de comunicación no crecen como el número de comunicadores. Yo me pregunto dónde ejercerán el periodismo cultural las nuevas generaciones. Lo primero que hago cuando veo que los muchachos se metieron al periodismo cultural, es advertirles que no habrá empleo, porque realmente es difícil”, concluyó el presidente del Premio Nacional de Periodismo 2012, pintando un panorama desalentador con un humor excelente, que tuvo riendo al público de principio a fin de su conferencia.