El demonio escapará tras el espejismo de un deseo, mientras sulfura la memoria de un alma perdida en búsqueda de su esencia.
El viento suspira un aroma de lava entre las vueltas del laberinto. Se pierde. Poseso, arrastra el instinto que lo guía por diferentes pasillos, mientras la inquietud espía y se cuestiona, los significados aúllan en pedazos y persiguen al viento que empuja y golpea los muros de su naturaleza. La rabia de un ciego busca respuestas con un arma de fuego.
La lengua del árbol de la serpiente dibujará su huella con gritos de rabia, esputos lacerantes de un delirio que cristaliza el recuerdo de un sueño.
La pesadilla es distinta desde que se acercó al espejo y un abismo lo atraía. Contempló el vacío y se descubrió infinito, completo, sin palabras que tatúan sin frío ni pena la idea que no es.