*Reporteros de Televisa y TV Azteca expusieron sus experiencias sobre los fenómenos naturales catastróficos que han cubierto durante los últimos diez años de su profesión, en la Semana del Desastre Social que organiza la Universidad de Colima. **Atestiguar la ansiedad y crisis colectivas y poner en riesgo su integridad personal son los retos de los periodistas, quienes alzan la voz de las poblaciones damnificadas para pedir auxilio a las autoridades. Interesante charla sostuvieron con estudiantes y académicos las y los reporteros Marcia Castellanos, Bertha Reynoso y Carlos Pérez, dentro de la Semana del Desastre Social que organizó la Facultad de Letras y Comunicación (Falcom) de la Universidad de Colima. El tema que abordaron fue el ejercicio del periodismo de riesgos y desastres. Las dos ponentes son corresponsales de las empresas TV azteca y Televisa, respectivamente, y Carlos Pérez se desempeña como jefe de información y conductor de un noticiero en Televisa Colima. Hablaron sobre la falta de formación en el rubro, coincidieron en varios puntos elementales para el ejercicio de la profesión y dijeron que la pasión es el ingrediente que los mueve a cubrir la nota en cualquier parte de la ciudad, “máxime si el lugar es afectado por algún fenómeno natural”, externaron. Señalaron que Colima es el lugar idóneo para el desarrollo del periodismo de riesgos, pues estamos en una zona sísmica; hay playas y montañas y un volcán activo, todo lo cual constituye un escenario latente de catástrofes naturales, por desgracia para la sociedad. Bertha Reynoso habló de su experiencia durante el huracán Jova, fenómeno meteorológico que afectó severamente al occidente mexicano, donde Colima contó miles y miles de damnificados como saldo final. Reconoció que le resulta difícil hacer a un lado su sensibilidad para cubrir los hechos, pues recordó que en el puerto de Manzanillo y Barra de Navidad quedó atrapada por tres días debido al mal estado de las carreteras: “Me tuve que quedar ahí y sufrí hambre y sed, viví cerca la desgracia de muchas madres que no tenían comida o agua para sus hijos; no hay ropa seca para cubrirse ni un lugar seco para descansar”. Marcia Castellanos conversó sobre sus experiencias en los eventos catastróficos que le ha tocado cubrir, como el terremoto de 2003, la actividad volcánica en el 2005, el huracán Jova en el 2011, así como el último de los fenómenos que nos afectó, “Manuel”, en este mismo año, sobre lo cual dijo que el trabajo del reportero “consiste en ser la voz y los ojos de nuestro estado para que el país se entere de lo ocurrido”. Ahondó en lo difícil que le resultó separar sus sentimientos al atestiguar la desgracia de tantas familias afectadas: “En ese momento tu nota y las imágenes que la acompañan son un grito desesperado de ayuda hacia nuestras autoridades”. Por último, Carlos Pérez habló no sólo del fenómeno natural sino del entorno de riesgo que el reportero enfrenta desde el momento del traslado al centro de la información, la escasez de recursos para moverse, las jornadas de trabajo extenuantes, la falta de concentración por el cansancio y el infortunio de los damnificados: “Todo se convierte en un factor de riesgo para la propia integridad física”. Habló también del papel tan importante que juegan el Ejército Mexicano y las autoridades estatales, “pues su sola presencia muchas veces es factor de ansiedad y crisis emocional colectiva”. Finalmente, señaló que el reto de los reporteros es apegarse a los hechos, “pero sin dejar de ser sensibles a la desgracia humana, y que esta dualidad o binomio no afecte a la ética profesional; además, debemos tener muy clara que nuestra labor como comunicadores o reporteros tiene un límite”. Los estudiantes y los asistentes dirigieron, al término de la charla, comentarios y preguntas a los ponentes. |