11 de noviembre de 2013 17:26:00 horas

En estos días, alumnos del Bachillerato Técnico No. 13 organizaron por segundo año consecutivo el panteón viviente denominado “Las animas del trece”; de igual manera, organizaron la segunda edición de la callejoneada de las animas.

Con la participación del total de alumnos que integran la comunidad estudiantil del Bachillerato técnico 13, por segundo año consecutivo se organizó el panteón viviente, al cual llamaron “las animas del trece”, esto con la finalidad de rescatar tradiciones del país.

El panteón se formó con tumbas que se pusieron en los prados del jardín principal de Cuauhtémoc. Dichas tumbas fueron creadas con tierra y piedras, como anteriormente se hacían, y fueron adornadas con cruces de madera, flor de cempasúchil, ceniza, sal y veladoras.

En el kiosco se montó el funeral de una persona, acostada en un petate y junto a él algunos de los gustos y propiedades del difunto, como la comida, el tequila y unas espuelas. Además, se adornó con veladoras alrededor del difunto, así como con aserrín y estuvo abierto para que la gente caminara alrededor de la persona fallecida y diera su pésame, como anteriormente se hacía.

La función del panteón viviente fue escenificar lo que se vive el dos de noviembre, que es la convivencia de los vivos con la gente que viene del más allá. Los alumnos se acomodaban en las diferentes tumbas por espacio de 10 minutos y luego salían a recorrer el jardín para deambular entre los asistentes y poder decir que vivos y muertos conviven.

Al lugar se dieron cita cientos de personas de la misma comunidad de Cuauhtémoc y sus alrededores. Todo esto sucedió después de la mencionada callejoneada de las ánimas, la cual fue organizada por los propios alumnos y asesores y por el director del bachillerato en coordinación con el Ayuntamiento.

En la callejoneada, los alumnos formaron una procesión, que partió del panteón municipal y recorrió las principales calles; iban vestidos de diferentes indumentarias, pero todas clásicas mexicanas, tales como charros, adelitas, catrinas, una banda musical, frailes y algunas otras vestimentas características de nuestra sociedad mexicana y pintados todos de su cara de calaveras. A la procesión se sumaron también gente de la población.