27 de noviembre de 2013 18:14:00 horas

*A través de esta pieza dramática, el personaje de la Catrina nos cuestiona la pérdida de las tradiciones, la adopción de costumbres ajenas, la falta de comunicación y nos invita a reflexionar acerca de la brevedad de la vida y la importancia de aprovechar cada etapa.

En días pasados, la Universidad de Colima, a través de su Representación en el D.F., rindió homenaje a la Catrina al conmemorar cien años de este célebre personaje creado por el grabador e ilustrador, José Guadalupe Posadas.

A través del espectáculo “La vida es un instante, historia de una migrante solitaria” el actor, cantante y bailarín Arturo Rosales rindió tributo a esta emblemática figura de la cultura mexicana, en las oficinas de la Representación de la casa de estudios colimense en la Ciudad de México.

Los ingredientes de este espectáculo son el canto, la música, poesía, el baile, la improvisación y el público mismo, que debe apoyar al actor en el desarrollo de la obra.

La historia inicia cuando la Catrina llega a su casa el dos de noviembre, deseosa de ver su altar y ofrenda del Día de Muertos, y en cambio encuentra restos de una fiesta de Halloween.

Tras el disgusto que le provoca esta experiencia, y en el camino de regreso a su antigua casa, conoce a un niño músico que la acompaña con su guitarra para que entone, al estilo de Chavela Vargas, canciones del afamado compositor mexicano José Alfredo Jiménez.

También decide festejarse ella misma y poner su ofrenda, involucrando a personas del público. El desarrollo de la obra se va tejiendo de improvisaciones que los dos personajes seleccionados del público aportan con sus respuestas en la charla entre dos vivos y la muerte, una metáfora que deja al público con risas, dudas, misterios y muchas reflexiones.

La puesta en escena presenta a una Catrina que cuestiona la forma en que nos conducimos en la vida, que reflexiona sobre las acciones buenas y malas de los seres humanos y recuerda con melancolía eventos de su existencia como su enamoramiento, matrimonio y la llegada de los hijos.

A través de los dos personajes surgidos del público, la protagonista nos cuestiona a todos sobre la perdida de las tradiciones, la adopción de costumbres ajenas, la falta de comunicación y nos invita a reflexionar acerca de la brevedad de la vida y la importancia de aprovechar cada etapa.

El actor Arturo Rosales es originario de la Ciudad de México, es licenciado en Literatura Dramática y Teatro con Especialidad en Actuación, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Considera como uno de sus principales formadores al maestro Héctor Méndez. Además de actor, es bailarín de Danza Contemporánea de la compañía Foramen M. Ballet.

En el evento estuvieron presentes la representante de la Universidad de Colima en el D.F., Karel Ochoa; el director operativo de la Representación, Eduardo Hernández Hernández; el coordinador Nacional del programa “Leo, luego existo” del Instituto Nacional de Bellas Artes, José Luis Ramírez Carrillo y público en general.