Para prevenir frustraciones *La directora de la Facultad de Psicología, Elsa Guadalupe Chávez de Anda, recomendó en entrevista establecer proyectos personales de interés y satisfacción personal, acercarse a especialistas y realizar periódicamente un análisis de los avances conseguidos. Sobre todo, aconsejó no apresurarse por ver resultados en quince días o al día siguiente. “Ponerse un propósito para cada año nuevo es fácil, cumplirlo es complicado; y es que durante los primeros minutos aparecen los proyectos, las ideas, los viajes, los cambios de hábitos de vida y superación. También se reflexiona en la posibilidad de comenzar nuevos proyectos o reanudar los que no llegaron a la primera semana del año anterior y que por distintos motivos quedaron postergados”. En opinión de Elsa Guadalupe Chávez de Anda, directora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima, al empezar un año la parte de los propósitos es la que más abruma a las personas, “pues predomina el deseo de cerrar el capítulo anterior y recibir el año con deseo y energía de cumplir todo aquello que no fue posible en el anterior”. Incluso existen estudios basados en encuestas que señalan que, del 45 por ciento de personas que se plantea un propósito para Año Nuevo, sólo el ocho lo cumple. “¿Dónde se queda el 37 por ciento restante?”, se pregunta la directora. Al respecto, mencionó que el error al establecer los propósitos es querer cumplir de manera inmediata aquellas situaciones que han acompañado a las personas durante mucho tiempo, como bajar de peso en quince días, hacer ejercicio de un día para otro o emprender el viaje que tanto se ha querido. Explicó que al momento en que se fijan los propósitos, “no existe el cuidado de que éstos sean necesarios; es decir, por convencimiento personal. Ésta es una de las razones por las que no se mantiene en práctica y así se prolonga el resto del año, dando como resultado una afectación a lo emocional, pero también en la parte de las relaciones interpersonales”. Ante esto, recomendó plantearse aquellos propósitos u objetivos reales en los que sobresalga el beneficio de realizar un cambio en la rutina de vida a la que se está acostumbrado a través de un análisis; es decir, “definir si lo propuesto es algo propio y ajustado a las capacidades de la persona”, dijo. En un segundo aspecto, los propósitos deben ajustarse a las necesidades y características de cada quien; a partir de esto, se debe iniciar con las modificaciones al estilo de vida, “conscientes de que sí es posible llevarlos a cabo, para lo cual es necesario fraccionarlos y convertirlos en pequeños objetivos (estaciones en el camino) que permitan desarrollarlos durante todo el año”, explicó la especialista. Advirtió que, ante la frustración de no lograr las cosas, viene un enojo personal que se descarga con las personas más cercanas en la familia, amigos y en el trabajo; “allí es donde se manifiesta que ese propósito no era personal; toda esa pesadez se prolonga a lo largo del año, se convierte en frustración y enojo por no tener la capacidad de cumplir los propósitos”. Por lo anterior, recomendó que lo más importante es “ser felices con lo que se tiene y como se es”. Además, dijo que es importante cambiar las actitudes negativas que se arrastran desde muchos años atrás, realizar un ejercicio de autoevaluación y manejar las emociones para que lleven a mejores relaciones interpersonales, afrontando las situaciones por medio de pensamientos positivos. Es necesario ser flexibles, aprender a vivir, ser felices y gozar de las cosas que hacemos, cuidando de no abusar”. Asimismo, aconsejó buscar ayuda de especialistas para eliminar los pensamientos que afectan las emociones debido a los sucesos colectivos que se viven todos los días y que perturban el estado emocional de las personas. Comentó que es importante buscar asesoría y acudir con especialistas que puedan orientar cómo darle seguimiento a los proyectos señalados, “para que lleguen a ser realidad y no sueños frustrados”. |