A continuación presentaré las conclusiones del trabajo de investigación realizado en el Municipio de Colima; haciendo referencia a todas y cada una de las tablas y gráficas expuestas en en transcurso de los días con fechas anteriores. Haciendo referencia a las hipótesis planteadas. El análisis de los datos obtenidos mediante una metodología descriptiva nos ha permitido alcanzar una serie de resultados de los cuales extraemos y destacamos las siguientes conclusiones. Con ellas queremos dar respuesta a cuantas incógnitas previa, que a modo de hipótesis iniciales nos habíamos formulados, al comienzo de la investigación, así concluimos diciendo que: Consideramos que no es necesaria una materia dentro del currículum que se llame “valores”, pero creemos importante tomar conciencia, de forma generalizada, de la necesidad de la enseñanza, práctica y vivencial de los valores, ya que el 74% de los maestros colimenses consideran la existencia de materias del currículum las cuales propician, de forma especial, circunstancias para poder incidir a través de ellas en la educación en valores. Hemos revelado que tres cuartas partes de la población del estudio manifiestan compartir, muy a menudo, experiencias docentes con sus colegas, referidas a situaciones de su actividad docente en las que han podido incidir en inculcar valores. En una proporción igual, reconocen al afán de conocimientos como un valor más. El estudio nos ha descubierto que los maestros colimenses inculcan de forma ideal los valores de: disciplina, responsabilidad, respeto, solidaridad, honestidad, no discriminación, cooperación, juego limpio, salud/higiene, confianza en sí mismo, amistad y tolerancia. Mientras que el tratamiento que hacen de: educación vial, educación financiera y educación para el consumo, necesitan de una franca mejoría. A este respecto queremos destacar los siguientes detalles: · El 68,4% de la muestra dice que su práctica docente le permite trabajar la igualdad “siempre”. · El porcentaje de los que manifiestan que “nunca” inciden en la educación para el consumo en sus clases, supera al porcentaje de los que declaran que “siempre” que pueden lo hacen. Cuestión esta que nos hace proponer programas que permitan una mayor y mejor incidencia sobre el mismo. · Tan solo una tercera parte de los maestros revelan que su actividad docente les permite “siempre” o “casi siempre” incidir en la educación financiera. · Un 43,2% de los maestros consideran que su práctica docente les brinda “siempre” el espacio necesario para propiciar en sus alumnos los valores de educación sexual. · El 62,4% de los maestros del estudio muestran de forma clara que “siempre” la práctica docente les permite infundir en su alumnado civismo y ética. · Cuando nos referimos a la educación para la paz, más del 80% de los sujetos de la investigación exteriorizan que su actividad formativa les posibilita “siempre” o “casi siempre” circunstancias para poder incidir sobre ella. · La amistad es tratada “siempre” por un 70,2% de los profesores de Colima. · La responsabilidad es referida como “siempre” por el 81,7% de los maestros. Las mujeres están algo más concienciadas en la educación en la responsabilidad que los hombres. · El tratamiento de la honestidad, es tratada como “siempre”por el 76,6% de los maestros. · Porcentaje parecidos se dieron cuando se les preguntó por: o Respeto (78,1%) o Cooperación (73,4%) o Juego limpio (90%) o Tolerancia (70%) o Autoconfianza (70,8%) o Autonomía (67,6%). Desde la educación física se fomenta más autonomía que desde el resto de las materias del currículum. · La experiencia docente es una variable que guarda una relación directa con el fomento del esfuerzo, hasta la mitad de la vida profesional. A partir de ese momento la relación se torna inversa, como si se tratara de una despreocupación paulatina. Parece claro que el esfuerzo personal es un factor determinante del éxito deportivo, por lo cual, es entendible que se fomente de forma especial desde dicha materia. · De nuestros datos se desprende que hombres y mujeres tratan la disciplina por igual. Los maestros con menor experiencia profesional están más preocupados por la disciplina que los de mayor antigüedad. La especial necesidad de mantener la disciplina cuando la actividad docente se desarrolla en espacios especiales y bajo circunstancias también especiales de control de la clase: patio, cancha, gimnasio, aula de plástica frente al aula ordinaria, hace tener en mayor consideración el inculcar disciplina a los alumnos por parte de los especialistas. El hogar es el lugar más adecuado para incidir e inculcar valores. Los maestros anteponen el valor formativo de la cancha deportiva al de la calle y la Iglesia, mientras que las maestras consideran en tercer lugar a la Iglesia, seguida de la cancha y por último el patio. La consideración de antigüedad en el ejercicio profesional, respecto al mejor lugar para fomentar los valores es unánime y recae en el seno de la familia. En consecuencia con lo anterior, los mejores agentes transmisores de valores, son los padres, seguido de los maestros. En cuanto al mejor instrumento para fomentar valores, recae en la televisión. Los docentes debiéramos de aprovechar el potencial que representa la televisión para a través de ella incidir de forma positiva en el fomento de los valores prosociales e incidir en los medios públicos para descartar de las parrillas de las cadenas televisivas, aquellos programas donde se muestren valores antisociales. De las materias del currículum, los maestros del estudio consideran que la materia que mejor se presta para fomentar los valores en los escolares es la cívica y ética, seguido del español y de la educación física. Nos sorprende el porcentaje asignado a la materia de español y la ausencia de un porcentaje más alto para la materia de historia. La actividad extraescolar mejor considerada como más favorecedora de la educación en valores es la práctica de actividad físico-deportiva. La potestad de educar en valores radica en la familia. La circunstancia más clara que contribuye a que un profesor no incida en la educación en valores es la falta de tiempo, seguido de ser demasiado compromiso. Por último, seis de cada diez maestros manifiestan modificar conscientemente, en algunas ocasiones, su programación al objeto de poder incidir de la mejor forma en la educación en valores. Las siguientes conclusiones nos permiten esclarecer las incógnitas que a modo de hipótesis nos habíamos planteado al comienzo de la investigación. En este sentido podemos dar las siguientes respuestas: Hipótesis H1: se refiere a: H1) La transmisión de valores es responsabilidad de la familia y corresponsabilidad de los docentes. SE ACEPTA PLENAMENTE Hipótesis H2: se refiere a: H2) El profesorado enseña valores de forma transversal y considera que es la materia de cívica y ética la responsable de la formación en valores. SE ACEPTA PARCIALMENTE Por un lado, hemos de aceptar la hipótesis, pues queda claro que la educación en valores es responsabilidad no solo de la familia, sino también de los docentes y que estos han de tratarla independientemente de la materia que impartan y de las mejores o peores circunstancia que la tarea docente de cada una posibilite incidir en ellos. Por otro lado, consideramos que hemos de rechazar la hipótesis, pues si bien, la materia de cívica y ética es la más valorada como más adecuada, también es cierto que no se le asigna una única responsabilidad en el proceso de enseñar en valores. |