Cuando se habla de competir, generalmente se piensa en dos o más contendientes rivalizando, esforzándose por lograr, de manera individual, un mismo objetivo. Y éste se refiere a resultados concretos, a efectos más que a causas. Olvidamos que todo hecho primero es creado en la mente, para después hacerse patente en el mundo material. Hemos dado más importancia a lo tangible, y nos olvidamos de lo invisible, donde radican las ideas, los pensamientos, las actitudes, los valores, la motivación, la fuerza que nos impulsa a ser y hacer lo que queremos. La educación tradicional en México enseña a ser personas reactivas, y a utilizar solo las competencias cuantitativas, tales como las destrezas y/o habilidades motoras, técnicas o artísticas, para lograr resultados. Sin considerar en el mismo nivel de importancia a las capacidades cualitativas, las cualidades naturales o adquiridas que distinguen a las personas en su manera de ser, como la actitud, o la inteligencia emocional, por ejemplo. Se olvida que estas cualidades, individuales, impactan sobre nuestras acciones y comportamientos. Y nos convierten, sabiéndolas utilizar, en seres útiles y de calidad. Sabedores de nuestras capacidades y alcances para lograr objetivos, tanto personales, como colectivos, a favor de uno mismo o de cualquier empresa en la que nos desarrollemos. Por ello es importante revisar y considerar cuáles son las competencias cualitativas que nos ayudan a lograr los resultados benéficos en nuestra vida, y potenciarlas. Partiendo de la observación, debemos identificar en la dimensión del ‘yo’, nuestros pensamientos, sentimientos, actitudes, y valores frente a las facetas del conocimiento, es decir, traducir la teoría en práctica. Y de esta manera tangibilizar lo intangible. Ya que nuestros pensamientos crean nuestras realidades, cualquier conducta y comportamiento tiene un origen interno, mental. Si deseamos cambiar nuestros resultados en el mundo material, es necesario modificar el mundo interno y personal. Aunque para cambiar, sea preciso tener consciencia de la consciencia, y transformarla. Entender que el individuo es quien genera las ideas que lo vuelven productivo o improductivo, y que además construye también la estructura del mundo en sus diferentes contextos. Es responsabilidad de cada persona saber manejar el ‘yo’, conformarnos para ser seres de calidad y útiles no solo para uno mismo, sino también para los demás. Ya que nuestras ideas impactan en nuestras realidades, es tiempo de trabajar en el ‘yo’, y volver visible lo invisible. Avila, Soydeth. (2015). Tangibilizar lo intangible. Revista Vida & Mujer, 5 (70). Recuperado desde: https://issuu.com/revistavidaymujer/docs/revista_vida_y_mujer_junio_web |