Cambios evolutivos en las especies, que se producen por las presiones de selección que unas ejercen sobre las otras. Por ejemplo, las flores de muchas plantas se han adaptado para atraer a determinados animales polinizadores, cambiando su forma y su color; simultáneamente, las diferentes partes de la boca de los polinizadores han evolucionado de manera complementaria. El resultado de esta coevolución mutualística es una integración íntima entre las partes asociadas. En el otro extremo está la coevolución antagonista de, digamos, un depredador y su presa. A medida que la presa desarrolla mecanismos defensivos, como espinas o toxinas químicas, el depredador desarrolla mandíbulas más potentes o métodos de digestión para contrarrestar las medidas defensivas de su presa. El resultado es un "mano a mano" continuo entre las dos especies.