*El autor jalisciense compartió sus creaciones en Leo…luego existo COLIMA.

La suya no es una típica presentación de libros con críticos alabando incesantemente al autor. No. Javier Covarrubias Dueñas presentó sus dos obras: “Seres de inframundo” y “Cualquier semejanza”, en el marco del programa Leo...luego existo COLIMA. Y llegó con el trabajo por delante, como él mismo asegura que debe hacerse.

La dinámica fue que el narrador Héctor Viveros dio lectura a los cuentos de Javier Covarrubias, mientras se hacían proyecciones audiovisuales de Isaac Espinoza. ¡Todo al revés… pero así estaba planificado! El evento, organizado por la Dirección de Arte y Cultura de la Universidad de Colima, tuvo lugar el pasado 28 de febrero, a las 20:00 horas, en Pinacoteca Universitaria.

“Tenemos este proyecto donde todo se hace, estratégicamente, al revés”, aseguró Javier Covarrubias Dueñas, quien se mantiene en este oficio por una imperiosa razón: “La literatura me permite escapar de esta realidad nefasta”. En sus relatos, sin embargo, aparecen personajes dotados de características indeseables. Su prosa evidencia que es un gran observador de la conducta humana: de los vicios, de los pasatiempos, de los placeres que se arremolinan en el pecho de hombres y mujeres.

Desde muy chico Javier –el menor de ocho hermanos– comenzó a leer: quedó atrapado en las narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe; ese autor, experto en los relatos de misterio, lo motivó a adentrarse en la lectura… y luego dio el salto a la escritura.

Durante muchos años creyó en los certámenes; metía su obra a los concursos hasta que la desesperanza se le metió en la piel: “Tengo diez años escribiendo y, siempre, de manera entusiasta, ponía mi obra a concursar; desafortunadamente estamos en México y, como todo, estos procesos están amañados: antes de que sacaran las bases ya sabían quién iba a ganar y eso me desmotivó, incluso pensé en dejar la escritura por la paz”, comentó Javier Covarrubias.

Pero la luz llegó: hace año y medio conoció Eugénesis Publicaciones, una editorial de Guadalajara, que permitió que sus cuentos, hasta entonces almacenados en un disco duro, fueran impresos en noviembre de 2011. Ahora “Seres de inframundo” y “Cualquier semejanza” se pueden palpar, ver, oler…