*Se desempeña en la Facultad de Psicología y actualmente incursiona en una investigación en torno a una proteína cerebral llamada mielina que, cuando no se produce lo suficiente, la persona comienza a presentar problemas para hablar y moverse. “La ciencia es como un rompecabezas: las piezas sueltas no nos permiten ver nada ni nos dicen nada, pero cuando cada pieza es acomodada en su lugar, nos damos cuenta de la imagen que se forma”, dijo Óscar González Pérez, profesor-investigador en la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima, quien hace unos días logró el nivel 3 en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), otorgado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de nuestro país, uno de los niveles más altos. Pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores y llegar al nivel tres no es una tarea sencilla: es necesario comprobar que se trabaja en una institución o empresa donde el investigador dedique al menos 20 horas de investigación a la semana, compartir los conocimientos dando clases, publicar constantemente los resultados en revistas arbitradas de prestigio y hacer divulgación de su trabajo ante la sociedad, entre muchos otros requisitos. Esto con la finalidad de que se hagan trabajos de investigación de calidad que redunden en beneficio de la población. En México, de los más de 20 mil científicos que pertenecen al SNI, sólo poco más de dos mil han llegado al penúltimo nivel; es decir, sólo el ocho por ciento de los investigadores de nuestro país pertenecen a este nivel. En la Universidad de Colima ahora contamos con cinco investigadores nivel 3: José Antonio Sánchez Chapula (investigador emérito), Miguel Huerta Viera, Igor Pottosin, Alfredo Aranda Fernández y Óscar González Pérez. “Lo ideal en nuestro país sería que por lo menos un tercio de investigadores fueran nivel 3, lo que implicaría que se hace una gran producción de ciencia y tecnología; tarde o temprano, esto redundaría en beneficios para nuestro país. Quizá no vemos el beneficio inmediato de educarnos y de seguir ascendiendo en grados académicos, pero al final la sociedad cambia cuando se educa. Es parte del desarrollo fundamental que debería tener cualquier país que pretenda llegar a ocupar los primeros niveles en el mundo”, dijo el destacado investigador. En el año 2002, Óscar González Pérez, doctor en Ciencias Fisiológicas, ingresó al Sistema Nacional de Investigadores como candidato; desde entonces, ha mantenido una actividad incesante: concebir nuevas ideas en investigación, convertirlas en nuevo conocimiento, publicarlas en diferentes revistas arbitradas así como hacer divulgación entre la población: “La difusión de la ciencia es una de las actividades fundamentales que tenemos los científicos, pues no podemos ser egoístas y no dar a conocer lo que hacemos con el dinero del pueblo”, dijo. Para él, ahora, ser nivel 3 del SNI es una enorme responsabilidad: “Da gusto ver que el trabajo incesante de años da frutos como éste, pero también es una gran responsabilidad, pues dice la frase: ‘lo difícil no es llegar, sino mantenerse’. Así que mantenerse en un nivel tres durante muchos años involucra todavía más trabajo, sobre todo porque uno se convierte en un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones”. “Hacer ciencia en México debe entenderse como una actividad económica más que se desarrolla en este país”, declaró el investigador, “pues el dinero otorgado a los científicos para que realicen sus investigaciones se invierte en reactivos químicos que se compran a la industria mexicana; así, todo lo que se utiliza para realizar proyectos es comprado en México, por lo cual esos recursos retornan a la sociedad y se fomenta la economía en muchos sectores”, agregó. Además, dijo, a mediano y largo plazo, las investigaciones de hoy darán resultados tangibles como medicamentos para ciertas enfermedades, desarrollo de nuevas tecnologías o instrumentos que facilitarán la vida de las personas, entre otras muchas aplicaciones. González Pérez espera que con su ritmo de trabajo actual sea suficiente para mantenerse en el nivel 3 del Sistema Nacional de Investigadores, pues sabe que todo ser humano necesita el equilibrio entre su trabajo, su familia y su entorno social y que, aun cuando en algunas ocasiones ha tenido que sacrificar vacaciones, días familiares o reuniones sociales, se siente muy contento con la labor que desempeña como científico, pues busca la solución a los problemas de salud que aquejan a la sociedad. Actualmente, incursiona en una línea de investigación muy avanzada sobre inducción del crecimiento de células que generan una proteína llamada mielina, que se encarga de ser el “aislante eléctrico” dentro del sistema nervioso central. Cuando la mielina se desgasta o se daña, comienzan a ocurrir una especie de “cortos circuitos” dentro del cerebro y la persona que padece de alguna enfermedad desmielinizante puede presentar problemas para hablar o para moverse. “Estamos trabajando con un fármaco experimental que fuerza a las células madre que existen en el cerebro a que se conviertan en la célula que produce esta proteína aislante”, finalizó. |