*Aramís Olivos Ortiz, del Centro Universitario de Investigaciones Oceanológicas, expuso en el Starbucks de Colima el proceso por el cual se generan Florecimientos Algales Nocivos.

En días pasados tuvo lugar la tercera Charla de Ciencia y Café, organizada por la Coordinación General de Investigación Científica de la Universidad de Colima. El tema a tratar fue “Las mareas rojas y sus FAN´s”, impartido por Aramís Olivos Ortiz, del Centro Universitario de Investigaciones Oceanológicas, en la cafetería Starbucks de la ciudad capital.
Durante su chara, Olivos Ortiz explicó que en los últimos años, los asentamientos humanos en las costas han aumentado considerablemente. En el estado de Colima, más de seis mil personas viven en un promedio de 200 kilómetros, longitud aproximada de nuestra zona costera.
“Hay que tener en claro que esta situación forzosamente tendrá impacto en nuestro medio natural debido a la producción de desechos como aguas residuales provenientes de nuestros hogares y de las industrias dedicadas a brindarnos los servicios necesarios para realizar nuestras actividades diarias con normalidad”, dijo.
Además, señaló que estos desechos llegarán a la zona costera; “desafortunadamente, en nuestro país no contamos con la infraestructura suficiente para tratar el agua que estamos contaminando, y las pocas plantas de tratamiento existentes funcionan a un nivel cercano al 50 por ciento de su capacidad; es decir, lo que se trata en este tipo de plantas es una especie de colado, por lo que una gran cantidad de líquido vital pasa directamente al océano sin tratamiento alguno”.
“¿Qué sucede con nuestros desechos cuando son degradados en el agua de mar?”, preguntó a la audiencia, y afirmó que estos residuos están compuestos, en su mayoría, por carbono, nitrógeno, fósforo, fosfatos y agroquímicos: “Al llegar al agua, pequeños microorganismos aprovechan estos nutrientes para realizar fotosíntesis y, a partir de este proceso, generar microplantas, como es el caso del fitoplancton, la base de la cadena trófica marina”.
“¿Alguna vez han ido a la playa y se han encontrado con que el océano luce tonalidades verdosas?”, volvió a interrogar al público, a lo cual respondió: “Esto se debe a que estos organismos fitoplanctónicos tienen pigmentos, entre los cuales predomina el verde, producto de la clorofila que poseen”.
“¿Qué tal cuando hablamos de tonalidades rojizas en las aguas marítimas? Sucede que, debido a las actividades humanas, el mar recibe un exceso de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo. Nuestros desechos de aguas residuales generan tantos nutrientes que existe una sobrepoblación de organismos fitoplanctónicos. En este caso, al haber mayor cantidad de células, las tonalidades del agua se tornan más intensas: este proceso recibe el nombre de Florecimiento Algo Nocivo (FAN).
De igual manera, expuso que la sobrepoblación del fitoplancton tiende a ser degradada por bacterias, pero éstas, para llevar a cabo su función, consumen el oxígeno que se encuentra disuelto en las aguas del mar hasta el punto de agotarlo; “por lo tanto, el resto de los organismos que necesitan el oxígeno disuelto en el océano mueren por asfixia. Esto incluye a especies económica y biológicamente muy rentables, de sumo provecho para el consumo humano”.
“Mi intención no es alarmarlos sino informarlos; es un problema multidisciplinario muy complejo; sin embargo, seguro que juntos podemos hacer algo al respecto”, finalizó.
La próxima charla de esta serie se llevará a cabo el 18 de noviembre con el tema “Agujeros negros y dimensiones desconocidas”, por parte de Elena Cáceres, en este mismo lugar. La entrada es para todo público y es gratuita.