|  LAO Tsé dijo: “El agradecimiento es la memoria del corazón”, y yo digo que es una alabanza tan hermosa como el amar. Cuando doy las gracias a quien alegra mi alma, se las doy a Dios por poner a esa persona en mi camino al unísono. Gracias a los ángeles encarnados, a quienes les quitaron las alas para que les entrara el mameluco cuando fueron bebés; gracias a todo y a todos por ser parte de mi ser. También agradezco los pequeños grandes milagros, ya que cada día me manifiestan la posibilidad que tengo para elegir amar.
La palabra “gracias” la podemos encontrar como hojas en otoño, en mucho del quehacer cotidiano, a veces la pronunciamos acompañada de una sonrisa; otras, forzados por las circunstancias o en automático y por educación. De ahí que muchos de los “gracias” que decimos no sean significado de gratitud.
¿Qué es la gratitud? Yo creo que es la emoción del reconocimiento de un favor o beneficio que se nos otorgó, que proviene desde y gracias (valga la redundancia) a la bondad y generosidad consciente de una persona, de la naturaleza o de un sistema.
Ser agradecido es un don y un talento que se puede desarrollar; es la acción con la fuerza de cambiar nuestra actitud, nuestro estado de ánimo, nuestra manera de interpretar las circunstancias y la realidad que nos rodea. La gratitud tiene la capacidad de cambiar las reacciones de nuestros interlocutores. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que “gracias” es, sin lugar a dudas, una palabra mágica. Cuando alguien me agradece lo que sea, me lleno de alegría, me motivo a continuar en la procuración de la generosa entrega y el desapego. El “gracias” espontáneo, y de cualquiera que sea la forma que sea manifestado, a mí me da ímpetu y me compromete a ser mejor persona.
Cuando podemos decir: Gracias por estar en mí; gracias por llamarme, me has alegrado el día; gracias por sonreír hoy; gracias por trabajar; gracias por cuidar de nuestros hijos, etcétera, estamos amando en acción, estamos alabando y celebrando la vida.
¿Y tú agradeces las cosas simples y cotidianas? ¿Cómo un cariño, una sonrisa inesperada o un instante de armonía?
Innovemos nuestro sistema de expectativas vamos a pasar de “eso es lo normal o su obligación”, a un sincero y profundo “gracias”.
Agradecer es reconocer la actitud, conducta o acción de alguien que trae bienestar a nuestra vida. A veces podemos sentir que la palabra “gracias” se queda corta, pero no importa, aun así regálala, dila, grítala. “Sentir gratitud y no expresarla es como envolver un regalo y no darlo”, William Arthur Ward.
Los pequeños detalles son una forma poderosa de reconocer y agradecer; requieren de la empatía y de la creatividad para encontrar un gesto que alegre el corazón de nuestro benefactor. ¿Que a quién habremos de agradecer? Pues a esa persona, cosa o circunstancia que se desprende de sí mismo para compartir lo que le pertenece con nosotros.
Hay un detalle: la gratitud que no se da, se paga con la escasez. Exigir recibir y no poder o querer ser agradecido, trae los conflictos en nuestras relaciones.
¡Y por favor!, cuando alguien te regale la magia de su agradecimiento, te pido no lo etiquetes de débil, o peor aún, no demandes que te dé su gratitud como tú lo espera; eso, además de herir al grato, a ti te descubre como manipulador y no generoso. Aprende a decirle: “Fue un honor poderte servir en algo; gracias a ti por darme esa oportunidad”.
Los invito a que juntos todos empecemos a cocrear una existencia, en comunidad prodigiosa: durante una semana, cada noche, antes de acostarnos, hay que pensar en tres cosas que ocurrieron ese día que nos hagan sentir agradecidos. Verán, estoy segura cómo se modifica el estado de ánimo y la deferencia de otros hacia nosotros. Ya después podremos aprender a agradecer lo que no nos gusta, pues no todos los tesoros vienen envueltos para regalo y no por ello son menos valiosos.
Sé que tú lo has notado, sé que lo sabes: Cuanto más valoramos nuestra existencia, más abundancia experimentamos en la dimensión emocional de nuestra vida. Olvidemos el hábito de interpretar todo lo que nos sucede como “problemas”, mejor veamos las “oportunidades de enseñanza” que hay detrás de cada situación “complicada”.
¡Gracias!, por dejarme fluir en el amar, por darme el reflejo de mi alma en tu mirada, por abrazarme en la adversidad, darme cobijo, consolarme, reír conmigo, por festejar mis éxitos, respetarte y respetarme, por platicar tan rico, por ese chiste que tanto me hace reír, por darme una esperanza, por la valentía de reflexionar y cuestionar tus hábitos, tus creencias, tus dolores, tus posibilidades de ser mejor persona; gracias por buscar la terapia, el libro, el taller, la actividad que te va a mover de ese lugar de siempre en donde no eres feliz. Gracias por hacer de mi entorno un lugar gratamente de personas gratas.
Quiero, a título personal, agradecer a Dios, primero, y segundo con silbatos y fuegos artificiales a Diego, mi hijo, porque el próximo 7 de agosto cumple años y yo 20 de ser su mamá. Felicidades por quedarte en la vida, por ser un joven de excelencia emocional, moral, intelectual y afectiva… ¡te amo!
Estoy a tu servicio cuando así lo requieras para sesiones de terapia individual, para enviarte el calendario de talleres y eventos, o simplemente para charlar en: innovemosalgoya@gmail.com, o a http://www.facebook.com/MARITAGP. Terapia privada y de grupo.
Diario de Colima, domingo 4 de agosto de 2013 http://www.diariodecolima.com/2013/08/04/innovemos-algo-ya-12/ |
