La figura de "la dama de la insurgencia", doña Josefa Ortiz de Domínguez, surge en un momento crucial de la historia patria: septiembre de 1810.

Hacía tiempo que la ilustre dama participaba junto a su esposo - el Corregidor de Querétaro - y otros criollos ilustrados en "reuniones literarias" con las que encubrían su sueño de libertad; verdadero motivo de ellas. La conjura fue delatada, y el Corregidor obligado a catear las casas de algunos implicados, descubriendo a su pesar armamento oculto.

Don Miguel Domínguez, conociendo el carácter impetuoso de su esposa decide encerrarla en su habitación, pero ella se las ingenia para enviar un mensaje, alertando a los cabecillas. Gracias a esa acción la lucha libertaria se inicia la madrugada del 16 de septiembre.

Largos años de cautiverio sufrió la noble dama, liberada al fin en 1817. El 2 de marzo de 1829, termina su existencia, 8 años después de haberse consumado la Independencia de México.