En días pasados se realizó una exhibición de altares de muertos en el Bachillerato 30 de la Universidad de Colima, con éste se cumplen trece años ininterrumpidos de que la profesora Rosa María Haydee Assam coordina este evento con el objetivo de promover y exaltar nuestras tradiciones. En el plantel los alumnos y alumnas se organizaron en equipos y pusieron a trabajar su creatividad en un ambiente de unión, apoyo y nostalgia por los que ya partieron. En esta ocasión se montaron 24 altares, lo que implicó la participación de cerca de 500 estudiantes que a las siete de la mañana empezaron el montaje. Desde la entrada se podía observar una gran actividad en el plantel, jóvenes acarreando rejas, manteles, fotos, un sinnúmero de elementos que posteriormente servirían para concretar el diseño de su ofrenda. Cerca de la diez de la mañana, el grupo de música autóctona de la tercera edad de Villa de Álvarez, bajo los compases de su director, David Alva, sonaron los caracoles que dieron la bienvenida a las almas de los familiares convocadas para recibir sus ofrendas. Durante la exhibición de los altares, dieron a los asistentes una breve explicación sobre los elementos que los conforman; el papel picado, las flores de cempasúchil, veladoras, bebida, comida y el tradicional pan de muerto. Anticipadamente, los alumnos y alumnas realizaron una investigación documental sobre los orígenes de los altares y los materiales tradicionales que distinguen a este festejo de otro tipo de celebraciones extranjeras. La preocupación constante no es sólo la del trabajo académico, sino también trasmitir y promover entre los estudiantes el respeto hacia nuestras raíces, sin distinción de clases sociales o religión. También, con 13 altares de muertos muy coloridos, celebró el Bachillerato Técnico 1 de la Universidad de Colima las fiestas mexicanas en honor a los difuntos. Esta actividad extra curricular del plantel intenta rescatar las tradiciones propias ante otras celebraciones adoptadas como el Halloween, afirmó el director del bachillerato, Marcial Aviña. Agregó que en estos altares “se mezcló la tradición ancestral con la moderna porque hay objetos que rompen con los esquemas tradicionales y en otros los conserva, pero todos logran que persista la tradición y ésa es la idea de la participación”. La mayoría de los altares fueron dispuestos en honor a familiares fallecidos: un compañero, el maestro Rogelio Salazar Barajas y el ex presidente colimense Miguel de la Madrid fueron los homenajeados. Emocionados, la señora María de Jesús Pérez y Don Arnulfo Guillén Medina, contemplaron el altar de muertos y las ofrendas puestas a su hijo, Jaime Guillén Pérez, fallecido hace un año y tres meses. Su sobrina Martha Patricia Rubio Guillén, alumna del bachillerato y quien dijo haberlo querido mucho, le procuró utensilios para dibujar y pintar, su cocido de puerco y un cambio de ropa. El joven se dedicaba a conducir un tráiler y fue ejemplo importante para la alumna del plantel. Por su parte, el alumno de movilidad, César Rodríguez de Acevedo, originario de Maringá, Paraná, Brasil, se mostró sorprendido ante el festejo a los muertos en México porque en su país celebran tales días con tristeza y llevando flores al panteón. |