Diccionario, - Bartok, Bela Fecha de Nacimiento: 1881-3-25 en Sînnicolau Mare Fecha de Muerte: 1945-9-26 en Nueva York Nacionalidad: Húngaro Período: Moderno Biografía: Bartok comenzó a estudiar música con su madre y desde 1894 vivió junto a su familia en Bratislava. Allí asistió al Gymnasium (donde tuvo como compañero a Dohnányi), estudió piano con Laszlo Erkel y Anton Hyrtl, y compuso sonatas y cuartetos. En 1898 fue aceptado en el Conservatorio de Viena pero siguió a Dohnányi a la Academia de Budapest (1899-1903), donde tuvo como maestros a Istvan Thoman en piano y Janos Koessler en composición. Ahí profundizó sus intereses en Wagner pero recibió mayor influencia de la música de Richard Strauss, a quien conoció durante el estreno en Budapest de Así Habló Zarathustra en 1902. Entonces escribió un poema sinfónico, Kossuth (1903), empleando los métodos de Strauss con elementos húngaros a la manera de Liszt. En 1904 Kossuth se estrenó en Budapest y en Manchester, al mismo tiempo que Bartok comenzaba una carrera como pianista, escribía un quinteto con piano y dos virtuosísticas piezas a la manera de Liszt (Rapsodia Op.1 y Scherzo Op.2). También en 1904 realizó su primera transcripción de una canción folclórica húngara. En 1905 recopiló más canciones e inició una colaboración con Kodaly. Sus primeros arreglos fueron publicados en 1906. Al año siguiente ocupó el puesto de Thoman en la Academia de Budapest, lo que le permitió establecerse en Hungría y continuar sus recopilaciones de melodías folclóricas sobretodo en Transilvania. Entretanto su música comenzaba a evidenciar la influencia de esta actividad y de la música de Debussy que Kodaly había llevado desde París. Ambas influencias abrieron el camino hacia novedosos tipos de armonía modal y métrica irregular. El Concierto para Violín de 1908 aún sigue la tradición sinfónica, pero las numerosas piezas para piano del periodo revelan el surgimiento de un Bartok nuevo y auténticamente húngaro, con ritmos de danzas campesinas y escalas que había descubierto entre los campesinos húngaros, rumanos y eslovacos. La concreción de esta nueva voz queda documentada en el Cuarteto N°1 para cuerdas (1908) estrenado en Budapest durante un concierto de su música en 1910. Las siguientes obras fueron orquestales y una ópera en un acto, El Castillo de Barbazul, dedicado a su joven esposa. Influida por Mussorgsky y Debussy, aunque más directamente por la música campesina húngara (y todavía algo de Strauss en los cuadros orquestales), la ópera es una aguda fábula sobre la soledad humana. En los años 1912 a 1914 Bartok dejó casi por completo de componer y se dedicó a la recopilación, arreglo y estudio de la música folclórica, hasta que la Primera Guerra Mundial puso fin a sus expediciones. Retornó a la actividad creativa con el Cuarteto N°2 para cuerdas (1917) y el ballet El Príncipe de Madera, cuya producción en Budapest en 1917 le devolvió el favor del público. El año siguiente la ópera fue estrenada e inició un segundo ballet, El Mandarín Maravilloso, que no fue presentado hasta 1926 (hubo problemas con el contenido que habla de la consumación de una pasión sexual). Rica y gráfica en invención, la partitura es prácticamente una ópera sin palabras. Mientras componía este ballet Bartok cayó bajo la influencia de Stravinsky y de Schoenberg. Como resultado produjo algunas de sus obras más complejas, incluyendo las dos sonatas para violín de 1920 y 1921. Al mismo tiempo estaba ganando estima internacional. Sus partituras eran publicadas por Universal Edition y era invitado a tocar en todo Europa. También estaba bien establecido en su propia patria y como respuesta a un encargo escribió en 1923 la Suite de Danzas. Tras otro pequeño lapso sin componer en 1926 concibió varias obras para ser tocadas por él mismo, entre ellas el Concierto N°1 para piano, la Sonata para piano y la suite Out of Doors. Ellas explotan al piano como instrumento de percusión, empleando resonancias así como su sonido más metálico. La búsqueda de nuevas sonoridades y ritmos mecánicos fue continuada en los dos cuartetos siguientes (1927-28), de los cuales el N°4, tal como el concierto, está estructurado en un patrón palindrómico de cinco partes. Un similar esquema formal, con un contrapunto muy desarrollado, se emplea en el Concierto N°2 para piano (1931) y el Cuarteto N°5 (1934), aunque la armonía de Bartok se hace más diatónica. El paso desde un cromatismo introspectivo a una tonalidad mayor es la base de la Música para cuerdas, percusión y celesta (1936) y la Sonata para dos pianos y percusión (1937), ambas concebidas para ser interpretadas en Suiza en una época en que la situación política en Hungría empeoraba. En 1940 Bartok y su segunda esposa (se había divorciado y casado por segunda vez en 1923) abandonaron con mucho pesar el continente europeo y se radicaron en Nueva York. Allí se sintieron extraños y aunque dieron conciertos, así como lograron un financiamiento para trabajar en una recopilación de música folclórica yugoslava, sus finanzas y su salud se hicieron precarias. Su última obra europea, el Cuarteto N°5 (1939) parecía un pesimista canto de cisne, pero entonces surgió el exuberante Concierto para Orquesta (1943) y la Sonata para Violín (1944). El Concierto N°3 para piano quedó casi listo cuando Bartok falleció y otro concierto, para viola, quedó en bosquejosEnciclopedia, México, Colima, Revista Electronica Fumarola, Noticias LeeColima, Lee Colima

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Fecha de Nacimiento: 1881-3-25 en Sînnicolau Mare 
Fecha de Muerte: 1945-9-26 en Nueva York

Nacionalidad: Húngaro

Período: Moderno

Biografía:

Bartok comenzó a estudiar música con su madre y desde 1894 vivió junto a su familia en Bratislava. Allí asistió al Gymnasium (donde tuvo como compañero a Dohnányi), estudió piano con Laszlo Erkel y Anton Hyrtl, y compuso sonatas y cuartetos.

En 1898 fue aceptado en el Conservatorio de Viena pero siguió a Dohnányi a la Academia de Budapest (1899-1903), donde tuvo como maestros a Istvan Thoman en piano y Janos Koessler en composición. Ahí profundizó sus intereses en Wagner pero recibió mayor influencia de la música de Richard Strauss, a quien conoció durante el estreno en Budapest de Así Habló Zarathustra en 1902. Entonces escribió un poema sinfónico, Kossuth (1903), empleando los métodos de Strauss con elementos húngaros a la manera de Liszt.

En 1904 Kossuth se estrenó en Budapest y en Manchester, al mismo tiempo que Bartok comenzaba una carrera como pianista, escribía un quinteto con piano y dos virtuosísticas piezas a la manera de Liszt (Rapsodia Op.1 y Scherzo Op.2). También en 1904 realizó su primera transcripción de una canción folclórica húngara. En 1905 recopiló más canciones e inició una colaboración con Kodaly. Sus primeros arreglos fueron publicados en 1906.

Al año siguiente ocupó el puesto de Thoman en la Academia de Budapest, lo que le permitió establecerse en Hungría y continuar sus recopilaciones de melodías folclóricas sobretodo en Transilvania. Entretanto su música comenzaba a evidenciar la influencia de esta actividad y de la música de Debussy que Kodaly había llevado desde París. Ambas influencias abrieron el camino hacia novedosos tipos de armonía modal y métrica irregular.

El Concierto para Violín de 1908 aún sigue la tradición sinfónica, pero las numerosas piezas para piano del periodo revelan el surgimiento de un Bartok nuevo y auténticamente húngaro, con ritmos de danzas campesinas y escalas que había descubierto entre los campesinos húngaros, rumanos y eslovacos. La concreción de esta nueva voz queda documentada en el Cuarteto N°1 para cuerdas (1908) estrenado en Budapest durante un concierto de su música en 1910.

Las siguientes obras fueron orquestales y una ópera en un acto, El Castillo de Barbazul, dedicado a su joven esposa. Influida por Mussorgsky y Debussy, aunque más directamente por la música campesina húngara (y todavía algo de Strauss en los cuadros orquestales), la ópera es una aguda fábula sobre la soledad humana.

En los años 1912 a 1914 Bartok dejó casi por completo de componer y se dedicó a la recopilación, arreglo y estudio de la música folclórica, hasta que la Primera Guerra Mundial puso fin a sus expediciones. Retornó a la actividad creativa con el Cuarteto N°2 para cuerdas (1917) y el ballet El Príncipe de Madera, cuya producción en Budapest en 1917 le devolvió el favor del público.

El año siguiente la ópera fue estrenada e inició un segundo ballet, El Mandarín Maravilloso, que no fue presentado hasta 1926 (hubo problemas con el contenido que habla de la consumación de una pasión sexual). Rica y gráfica en invención, la partitura es prácticamente una ópera sin palabras.

Mientras componía este ballet Bartok cayó bajo la influencia de Stravinsky y de Schoenberg. Como resultado produjo algunas de sus obras más complejas, incluyendo las dos sonatas para violín de 1920 y 1921. Al mismo tiempo estaba ganando estima internacional. Sus partituras eran publicadas por Universal Edition y era invitado a tocar en todo Europa. También estaba bien establecido en su propia patria y como respuesta a un encargo escribió en 1923 la Suite de Danzas.

Tras otro pequeño lapso sin componer en 1926 concibió varias obras para ser tocadas por él mismo, entre ellas el Concierto N°1 para piano, la Sonata para piano y la suite Out of Doors. Ellas explotan al piano como instrumento de percusión, empleando resonancias así como su sonido más metálico. La búsqueda de nuevas sonoridades y ritmos mecánicos fue continuada en los dos cuartetos siguientes (1927-28), de los cuales el N°4, tal como el concierto, está estructurado en un patrón palindrómico de cinco partes.

Un similar esquema formal, con un contrapunto muy desarrollado, se emplea en el Concierto N°2 para piano (1931) y el Cuarteto N°5 (1934), aunque la armonía de Bartok se hace más diatónica. El paso desde un cromatismo introspectivo a una tonalidad mayor es la base de la Música para cuerdas, percusión y celesta (1936) y la Sonata para dos pianos y percusión (1937), ambas concebidas para ser interpretadas en Suiza en una época en que la situación política en Hungría empeoraba.

En 1940 Bartok y su segunda esposa (se había divorciado y casado por segunda vez en 1923) abandonaron con mucho pesar el continente europeo y se radicaron en Nueva York. Allí se sintieron extraños y aunque dieron conciertos, así como lograron un financiamiento para trabajar en una recopilación de música folclórica yugoslava, sus finanzas y su salud se hicieron precarias.

Su última obra europea, el Cuarteto N°5 (1939) parecía un pesimista canto de cisne, pero entonces surgió el exuberante Concierto para Orquesta (1943) y la Sonata para Violín (1944). El Concierto N°3 para piano quedó casi listo cuando Bartok falleció y otro concierto, para viola, quedó en bosquejos

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