Diccionario, - Strauss Hijo, Johann Fecha de Nacimiento: 1825-10-25 en Viena
Fecha de Muerte: 1899-6-3 en Viena
Nacionalidad: Austríaco
Período: Romántico
Biografía:
Este compositor, director y violinista se convirtió en el miembro más eminente de una familia de músicos. No obstante crecer dentro de un ambiente musical, el joven Johann encontró la oposición de su padre al momento de querer seguir esta carrera, así que después de estudiar en la escuela y en el departamento de comercio de un politécnico postuló a un cargo bancario.
La oposición del padre se debió sin duda al reconocimiento del tremendo talento de su hijo, pero afortunadamente la madre apoyó al joven y, a escondidas, Johann tuvo lecciones de violín con Franz Amon, primer violín de la banda de su padre. Tras abandonar a la familia en 1842 continuó su formación con Anton Kohlmann y Joseph Drechsler, este último director de coro de la Catedral de San Esteban y Kapellmeister, así como compositor en el Teatro Leopoldstadt, hogar de la ópera cómica vienesa.
Siendo aún menor de edad, Johann obtuvo el permiso oficial para ofrecer conciertos públicos, y en septiembre de 1844, después de firmar un contrato con 24 músicos, hizo su debut en el Casino de Dommayer en Hietzing el 15 de octubre. El programa incluyó seis de sus composiciones y algunas nuevas de su padre. La velada de baile fue tan exitosa, con algunos de los valses se repitieron una docena de veces, que Johann se transformó en el más serio rival de su padre. Viendo amenazada su fama, éste intrigó abiertamente contra su hijo, trató de perjudicar a sus músicos y obstruía las ofertas de empleo.
Aunque el joven cosechó éxitos rápidamente, fue sólo tras la muerte de su padre en 1849 que pudo consolidar su posición como el nuevo rey del vals, más aún después de reunir a ambas orquestas y tocar casi todas las noches durante los siguientes cuatro años. Esta creciente actividad desembocó en un total agotamiento físico que le llevó, en 1853, a dejar de lado parte de sus actividades, incluyendo la dirección de su orquesta, un puesto que, desde entonces, compartió con su hermano Josef.
En búsqueda de una reputación a nivel internacional, Johann dedicó gran parte de su tiempo a realizar giras por el extranjero. Entre 1856 y 1886 viajó con su orquesta por todo Europa, incluyendo Rusia, donde en Pavlovsk, en 1865, condujo el estreno de una serie de danzas características de Tchaikovsky. Fue aclamado en cada país como el más exitoso embajador de Austria y como el rey del vals.
En 1867 hizo su única visita a Londres y participó diariamente en enormes conciertos, abiertos a todo público, que arreglaban y dirigían otros ilustres músicos, entre ellos el contrabajista Giovanni Bottesini. Paralelamente Johann ocupaba el cargo oficial de Hofballmusikdirektor, lo que significaba tomar parte en las principales ceremonias y festividades incluyendo, por supuesto, el Carnaval.
Aunque una dolencia le obligó a dejar tal puesto, sus actividades como director invitado continuaron tanto en Austria como en otros países. De hecho, en 1872 aceptó una invitación del músico y productor estadounidense Patrick Gilmore para viajar a Boston y participar en un Jubileo Internacional por la Paz. Para este evento, que celebraba la paz mundial tras el término de la guerra franco-prusiana, se reunieron a veinte mil cantantes de diversos países, diez mil músicos de orquesta y otros artistas europeos.
En la ocasión Johann condujo una serie de valses con coros en extraordinarias circunstancias, con cerca de cien subdirectores, y si bien quedó contento por el sólo hecho de sobrevivir a tan terrible experiencia, también recibió la recompensa del público y la prensa con enormes felicitaciones, una consagración popular de carácter mundial y la realización de tres conciertos en la Academia de Música de Nueva York. Las acostumbradas nuevas composiciones ansiosamente esperadas por la prensa y el público para esta ocasión festiva fueron meramente pastiches sobre melodías ya compuestas y publicadas en Viena.
Mientras Johann consolidaba su posición internacional, sus hermanos Josef y Eduard entraban exitosamente a la escena de la música de danza, no sólo como primeros violinistas sino también como compositores. De este modo los tres representantes de la familia del vals ahora mantenían el completo control de la música para los bailes, conciertos y fiestas privadas de las casas aristócratas y no aristócratas de Viena y de numerosas asociaciones en la ciudad y en los suburbios.
Después de la muerte de Josef, Johann dejó la orquesta de la familia completamente bajo la dirección de Eduard y aceptó invitaciones para dirigir en Budapest, París, Londres e Italia. Y casi anualmente, en incontables ciudades germanas, como hito del programa y asumiendo la famosa pose con el violín en la mano, Johann conducía interpretaciones de sus composiciones más conocidas e invariablemente se encontraba aclamado por numerosos admiradores.
Su carrera se mantuvo así hasta el final de su vida y, entre las pocas dificultades que enfrentó, estuvo aquella ligada a su tercer matrimonio. Strauss contrajo matrimonio tres veces, con una cantante, una actriz y con la viuda de un banquero de su mismo apellido. Su segundo divorcio le trajo serios problemas legales, viéndose obligado a renunciar a su condición de vienés y tomar los últimos trece años de su vida la ciudadanía de un ducado sajón.
Fue hacia el final de su vida que Johann se interesó por la opereta. La motivación vino de directores de teatro y libretistas vieneses que vieron un gran negocio en ese género debido a la rápida y creciente popularidad ganada por las operetas de Offenbach en Viena.
Las obras escénicas de Franz von Suppé se convirtieron en éxitos inmediatos, así que el directorio del Teatro Imperial persuadió a Strauss hijo para que incursionara en el género. Aunque él producía con gran facilidad numerosas y pegajosas melodías para bailar, escribir música a partir de textos ya determinados era más restrictivo.
Por lo mismo decidió componer partituras sin pensar en las palabras y luego adaptó estas últimas a la música. Por ello surgió una hueste de ansiosos libretistas que escribían y escribían textos, por lo general, poco merecedores del genio melódico de Strauss. Solamente dos obras, El Murciélago y El Barón Gitano, lograron un sitial en el repertorio gracias al talento de sus libretistas, Richard Genée en el primer caso e Ignaz Schnitzer en el segundo.
Estos dos triunfos escénicos fueron el resultado de métodos y características bastante originales. En El Murciélago, por ejemplo, transformó la parodia y acidez de las operetas de Offenbach en humor y sentimentalismo vienés, produciendo una partitura que con su brillo, tono y variedad rítmica representa una de las pocas obras maestras de la opereta vienesa.
En El Barón Gitano obtuvo una más exitosa unión de ópera cómica y opereta, donde la mezcla de romanticismo húngaro y ambientación vienesa es reflejada atractivamente en una música que integra livianos valses, canciones gitanas y coros, exótica armonía y orquestación. Un momento en particular, el final del segundo acto de El Barón Gitano, daría las pautas para el nacimiento de un nuevo tipo de opereta, diametralmente opuesta a la de Offenbach y que desarrollaron Lehar, Kalman y otros.
El Murciélago se basó en una exitosa comedia francesa llamada Le Reveillon. Sus autores, Henri Meilhac y Ludovic Halevy, eran los principales libretistas de las operetas de Offenbach y también lo fueron de la ópera Carmen de Bizet. La adaptación estuvo en manos de Carl Haffner y Richard Genée, quienes, curiosamente, nunca trabajaron juntos. Genée hizo la versión final de la opereta y colaboró de manera muy estrecha con Johann en la creación de la partitura.
Sobre la música se dice que habría sido escrita en sólo seis semanas, pero lo cierto es que la orquestación y algunos detalles de la música, así como los ensayos, retrasaron su puesta en escena por varios meses. El estreno finalmente se realizó el domingo de Pascua de 1874 y tuvo mucho éxito aún cuando ciertos sectores de la prensa atacaron duramente a la opereta. Los críticos consideraron al libreto como un puzzle insoluble y a la partitura como una simple sucesión de valses, polcas y otras danzas con canto. Con todo, El Murciélago se convirtió rápidamente en una de las obras más atendidas e interpretadas en el Teatro de Viena, extendiendo su fama a Berlín y Londres en sólo unos meses.
Junto con El Murciélago, El Barón Gitano es la opereta mejor lograda y más famosa de Johann. Fue entre noviembre de 1882 y febrero de 1883, durante dos viajes a Budapest en los que dirigió en el Teatro Nacional Húngaro y tocó piano con Liszt en algunas fiestas privadas, que Strauss comenzó a gestar la idea de componer una opereta húngara. Luego se contactó con el libretista húngaro Maurus Jokai y con el crítico Ignaz Schnitzler para trabajar en la idea, pasando al menos un año antes de que la labor se iniciara oficialmente.
La prensa siguió el desarrollo de la creación muy de cerca y mes a mes reportó los avances en la partitura hasta que en octubre de 1885 estuvo lista para su estreno. A fines de ese mes Johann condujo la obra en el Teatro Imperial de Viena y le siguieron 87 presentaciones sucesivas, superando incluso a El Murciélago, aparte de acceder a otros 140 teatros solamente mientras Strauss vivió.
El estreno fue el mayor triunfo artístico de la carrera de Johann, sobretodo debido a que, por primera vez, él mismo trabajó en todas las etapas creativas de la opereta, vale decir, concepción, elaboración y edición. Por quince años tales etapas las había compartido con Richard Genée, su colaborador en El Murciélago, pero ahora se dedicó por completo y sin ayuda a la creación - de ahí que El Barón Gitano sea considerada como la más personal y perfecta opereta de Johann.
Entre otros elementos, esta partitura revela una instrumentación más delicada, un empleo más frecuente del coro y mayor diferencia entre sus líneas vocales, y una exploración de las afinidades entre música húngara y vienesa. Esto último marcaría, sin duda, el comienzo de una nueva tendencia dentro de la opereta, aquella que profundizarían autores como Franz Lehar y Emmerich Kalman.
El resto de las obras escénicas de Strauss, que incluyen la ópera cómica Ritter Pazman y el ballet póstumo La Cenicienta, no lograron situarse dentro del repertorio sino sólo en parte. En el caso del ballet, sus orígenes son los siguientes. Fue en marzo de 1898 que la revista Die Wage publicó detalles de un sensacional concurso: el editor del semanario, Rudolph Lothar, y el más famoso compositor vienés del momento, Johann Strauss hijo, solicitaban un libreto para la creación de un ballet.
Entre el jurado, aparte del editor y del músico, se encontraban el profesor Eduard Hanslick y el director artístico de la Opera de la Corte de Viena, Gustav Mahler. Este último era, para Johann, el más importante personero del jurado, ya que tras el fracaso de su ópera Ritter Pasman, estrenada en este teatro en 1892, esta era una nueva oportunidad de presentar otra de sus obras escénicas ahí. Aunque una producción de aniversario de El Murciélago se interpretó en la Opera en 1894, el nuevo ballet significaba realizar un segundo estreno en tan renombrado teatro. La presencia de Hanslick en el panel también era vital, ya que el respetado crítico había hablado en los términos más entusiastas de la música de ballet incluida en el acto tercero de Ritter Pasman, aludiendo en la misma crítica su esperanza de que Johann compusiera un ballet completo.
De entre setecientos libretos se escogió aquel realizado por un tal Kollman de Salzburgo y que consistía de una versión actualizada del cuento de La Cenicienta. Solamente en 1929 se supo que este Kollmann era Carl Colbert, director principal de la Sociedad Industrial Gráfica de Viena, la misma que publicaría el ballet en 1900. Aunque el contenido del ballet redujo el entusiasmo de Strauss, por ser una historia muy conocida, el compositor cumplió su palabra al jurado y se abocó al trabajo sin mayor demora.
El progreso fue rápido y para el otoño de 1898 ya tenía lista los esbozos para piano, permitiendo que comenzaran la coreografía y los ensayos. Sin embargo, para mayo de 1899 Johann reconoció que todavía había detalles que no sabía como concluir, detalles que eventualmente dejaron la partitura inconclusa, ya que unas semanas después el compositor falleció a causa de una neumonía.
Con la muerte de Johann solamente quedaron completas las orquestaciones y alteraciones al primer acto del ballet. Los numerosos esbozos, en distintas etapas de desarrollo, de los dos actos restantes fueron recogidos por Carl Colbert, autor del libreto, y llevados a Joseph Bayer, por entonces director de ballet de la Opera de Viena y connotado compositor en el género. Bayer aceptó concluir la partitura con la condición de emplear únicamente la música de Strauss, pero mientras lo hacía surgió otro inconveniente, ya que Mahler desistió de la idea de montar la obra en el Teatro. De este modo, la viuda de Johann y Colbert viajaron a Berlín y lograron que los directivos de la Opera Real accedieran a presentar el ballet.
Con nuevas alteraciones a cargo de Heinrich Regel, La Cenicienta finalmente pudo estrenarse en mayo de 1901, no sin otros problemas previos en aspectos de vestuario y escenografía. Entre la audiencia se encontraba el Kaiser Guillermo Segundo y la crítica recibió bien la creación, destacando el hecho de que el ballet ocasionaba un total quiebre con las tradicionales costumbres en danza, vestuario y escenografía. En Viena solamente se estrenó después de la partida de Mahler de la dirección de la Opera y una vez más, en octubre de 1908, la recepción fue favorable. Sin embargo, el ballet se representó 47 veces hasta 1919 y luego cayó en el olvido, no apareciendo nuevamente hasta que en 1979 se presentó en Inglaterra.
Strauss vivió y representó lo que fue, en apariencia, uno de los períodos más brillantes y prósperos de la monarquía Habsburgo. Lenguas subversivas usualmente decían que el emperador Francisco José Primero reinó solamente hasta la muerte de Strauss. El calor, la elegancia, la vivacidad y la sofisticación de su música reflejaron la alegría de vivir de la Viena imperial del siglo 19. Era música que ya no respiraba el aire de las posadas y las tabernas, como en cierta medida todavía lo hacían la de su padre y la de Lanner, pero igualmente reflejaba aquella sociedad donde el espíritu hedonista de Viena había encontrado su mejor expresión.
Desde un punto de vista técnico, los principales méritos de Johann hijo descansan en haber llevado al vals vienés a su perfección clásica. De hecho, sus tempranos valses difieren poco de los de su padre, pero las partituras que surgieron a partir de Aceleraciones, escrita en 1860, mostraron una individual fusión del estilo rítmico de su padre con el lirismo de Lanner. Pero estaba claro que Johann Strauss hijo tenía un singular talento, como lo demuestran su inspirada invención melódica y un oído entrenado para los mínimos detalles armónicos y orquestales.
A través de una gran variedad de patrones rítmico-melódicos, o más bien de la ingeniosa combinación de tales patrones, Johann hijo consiguió suavizar e incluso recubrir la tiránica monotonía de los acompañamientos regulares de 3/4. Él mismo dijo una vez que sus valses eran meros intentos de extender la forma tomada de su padre y de Lanner. Pero si los suyos son casi idénticos a los de sus predecesores en términos formales, las secciones fueron ampliadas considerablemente, llegando a ser más orgánicas en sí mismas y una con otra. Asimismo muchas introducciones aparecen como retratos y algunas obras muestran elementos casi sinfónicos tales como pasajes de desarrollo, una textura más elaborada que la encontrada en los normales números de vals y una orquestación tanto pictórica como imaginativa.Enciclopedia, México, Colima, Revista Electronica Fumarola, Noticias LeeColima, Lee Colima