Diccionario, - Teoría de la localización industrial - geografía Ya desde comienzos del siglo XIX se intenta buscar un modelo teórico que explique la localización industrial. Será el alemán Alfred Weber quien en 1909 desarrolle una teoría pura sobre la localización industrial en el espacio. Para su teoría Weber supone un espacio isotrópico, pero, con recursos localizados en un punto y con un mercado en otro punto. En general su teoría se aplica a la industria pesada, aunque puede aplicarse a la industria ligera. El factor fundamental del que trata la teoría es la distancia: la distancia de la planta de producción a los recursos y al mercado. Lo que se localiza es la planta de producción, que es el lugar de fabricación. También considera que los costes de producción son los mismos en todas partes. Con estos supuestos, lo ideal es que la planta se ubique en el lugar donde los costes de transporte estén minimizados. Weber representará su teoría en un triángulo, en el cual, dos vértices corresponden a los productos que necesita en su elaboración y otro vértice es el lugar de mercado. Lo normal es que, en la elaboración de cualquier bien, se necesite más de un producto. Incluso productos elaborados por otras empresas. Weber distingue entre: materiales puros que se venden tal y como se encuentran en la naturaleza, como los tomates; y los materiales brutos, que han sufrido algún tipo de elaboración y han perdido peso, como la madera para muebles. Según Weber la ubicación de una planta industrial está relacionada con cuatro factores fundamentales: la distancia a los recursos naturales, la distancia al mercado, los costes de la mano de obra y las economías de aglomeración. Estos dos últimos factores están modificados por decisiones políticas. Weber no considera en su teoría las fuentes de energía, aunque pueden incluirse como materia prima, ya que es posible considerarlas como un coste más de producción, y tiene características muy similares a las materias primas. En la teoría se consideran dos tipos de materiales de producción: los ubicuos, como el agua, la arena o cualquiera que pueda encontrarse en cualquier parte; y los recursos localizados, que sólo se encuentran en un determinado punto y son esenciales para la elaboración. Estos últimos son los que tendrán más peso en la localización de la planta, aunque existen regiones en las que, lo que Weber considera materiales ubicuos, no lo son tanto. En el primer supuesto Weber considera que los costes de producción son iguales en todas partes, por lo que sólo es posible una variación del precio unitario debido a los costes de transporte. La ubicación de la planta será allí donde los precios de transporte sean mínimos. Estos precios están en función de la pérdida de peso en el proceso de elaboración, de la fragilidad o del aumento del valor añadido. Weber elabora un índice, índice de materiales, en el que se divide el peso de los recursos utilizados entre el peso del producto elaborado. El resultado indicará la dependencia de la planta para localizarse cerca de los recursos o cerca de los mercados. En los materiales puros el resultado es 1, en los materiales brutos serán mayor que 1; cuanto más alto sea el índice material más dependencia tendrá la planta de la localización de los recursos, ya que el producto elaborado pierde más peso, y por lo tanto cuesta más transportar la materia prima que el producto elaborado; cuanto más bajo sea el índice material más cerca del mercado se situará la planta. Weber consideraba como peso de ubicación al índice de materiales más uno (PU=IM+1). En este modelo no se tienen en cuenta ni la energía empleada ni el valor añadido del producto. En el segundo modelo Weber introduce cambios en función del coste de la mano de obra y de las economías de aglomeración. Estos factores pueden hacer que el coste de producción descienda en algún otro punto; y la planta tendería a instalarse allí donde producir le saliera más barato, siempre y cuando el ahorro en los costes de producción superen el aumento de los costes de transporte; a los que se ha de hacer frente, ya que la nueva localización no es el óptimo de reducción de los costes de transporte. El triángulo que Weber utilizó en el primer modelo aparece ahora rodeado de círculos concéntricos que representan el coste del transporte en una área, cada círculo se llama isodapán. Si situamos un punto en el que los costes de la mano de obra son menores que los costes del transporte, dentro del isodapán, la planta se ubicará en ese punto, pero si los costes de la mano de obra quedan fuera del isodapán la planta no se trasladará. El límite entre los costes de transporte y el ahorro en la fuerza de trabajo es el isodapán crítico. Weber también tuvo en cuenta el efecto de las economías de aglomeración. Por el hecho de estar situada en una región industrial, una planta puede beneficiarse de ahorros en cuestiones como el acceso a los mercados, a las vías de comunicación, a la mano de obra especializada, a los servicios comunes y a los proveedores. Sin embargo, estos ahorros pueden desencadenar una competencia por la tierra y dispararse el precio del suelo, anulando los posibles ahorros. Como ocurre en todos los modelos la teoría es más simple que la realidad, pero es muy útil para comprender muchos fenómenos de localización industrial. La crítica más grave que se le puede hacer a este modelo es que no tiene en cuenta ni los costes de extracción del recurso, ni las limitaciones y costes del almacenamiento; dos factores que pueden hacer subir mucho el precio unitario del producto. Tampoco tiene en cuenta que cuanto mayor sea el valor añadido a un producto menos depende del transporte para generar plusvalías y crear beneficios.Enciclopedia, México, Colima, Revista Electronica Fumarola, Noticias LeeColima, Lee Colima
...
  Inicio  http://twitter.com/leecolima   http://www.facebook.com/pages/leecolimacommx/     | Pad Noticias | Windows Mobile Noticias
 
  
 



          Sugerencia ... Búsqueda personalizada.