I

Las primeras estrellas se asomaban tímidamente y el ruido del camión ni siquiera se escuchaba venir. Empezaba a inquietarme la idea de que ya hubiera pasado. Caminé unos metros para verificar en las casas vecinas si aún estaban las bolsas de basura, cuando un ladrido hizo que volteara. El camión esperado se asomaba tan sólo a unas cuadras. Esperé a que pasara junto a mí. No tardó ni un minuto cuando lo tenía enfrente. Inmediatamente me acerque a ellos. Les hablé fuerte para que me oyeran porque la maquina hacía mucho ruido. Uno volteo pero fue indiferente. El otro con sus manos cargadas de bolsas de basura se detuvo –Mire señorita no la podemos atender porque traemos nuestro tiempo, pero si quiere suba al camión y ahí platicamos-. Mis ojos para pronto brincaron de gusto porque me ilusionaba la idea de irme en el camión-. Sugerí que sería idóneo que fuera parada en la parte de atrás, junto al contenedor de basura. Cuando oigo una voz sarcástica - mejor váyase con el chofer, ya que se pude caer, nosotros sabemos lo que le decimos-. Sentida les digo que no, que se cuidarme y que no tengan miedo, no me voy a caer. Los dos jóvenes sonrieron. En eso baja el chofer- qué pasa- Apenada le explico. El chofer insinuó que sería mejor que realizara mi trabajo al fin de la jornada porque sería difícil que me pusieran atención. Preguntó si sabía donde buscarlos, le respondí que si, al fin de la jornada.Cuando partieron mi vista se perdió en la espalda que subía y bajaba constantemente tomando montones de bolsas de basura. Dieron la vuelta y ya no los pude mirar más.

Como habíamos quedado los espere en el lugar indicado. Los trabajadores llegaban bañados en sudor y con ansias de tomar un descanso, algunos renqueaban. A lo lejos distinguí el camión. Los muchachos se percataron de mi presencia.Uno de ellos, dijo que lo disculpara, que no podía quedarse. Mañana tenía un compromiso muy temprano. Le di las gracias y se fue. El chofer de plano no quiso cooperar, que a él no. Pero Marco si acepto de buena voluntad. Hasta se emocionó. Arrimó una silla muy desgastada, se sentó e inclinó su cuerpo quedando apoyado con sus brazos sobre las piernas. Su mirada caída no dejaba de ver la inquietud de sus manos. Hubo un instante donde todo quedó en silencio. Después dio un suspiro y dejó que el viento se llevara su voz.

"Correr, correr, esa es nuestra labor para juntar la basura. Empieza uno prácticamente caminando y conforme uno va agarrando vuelo, pos ya empieza a correr y a levantar la basura. Salvo que no haiga algo que te lo impida. Porque muchas veces los problemas que nosotros tenemos es que la gente no saca la basura como suponemos. Deja los vidrios, las espinas y todo eso te lo dejan como si fuera de manera adrede, o sea, si son vidrios te los dejan con las puntas hacia arriba. Entonces, al llegar uno, oprime la bolsa y el vidrio está ahí. Uno no se puede escapar…".

El sereno de la noche se dejo sentir y Marco seguía hablando. Un bostezo lo distrae. Propone que nos vayamos y que dejemos la platica para mañana en su casa. Acepte. Los dos estábamos muertos de sueño.Antes de retirarse entró a un cuarto. Salió con un pantalón y una playera blanca limpia. Dice que para no enfermar a la familia. En su mano llevaba una bolsa con la ropa sucia. Tomó un taxi y desde la ventana se despidió.

II

Al entrar a su casa, sus hijos sonreían como si fuera una amiga de años. Marco les pidió que se fueran a jugar. Su esposa no se asomó. Con un poco de incomodidad me invito a pasar a la sala.Había dos sillones rústicos, al rincón una sillita que tenía encima varias colchonetas. Sobre una barda recuerdos de bautizos, primera comunión, un pequeño estéreo y arriba de el una caja coloreada. Aún costado un mueble tipo librero donde tenía un estéreo mas grande, una televisión de dieciocho pulgadas, una videocasetera, juguetes, libros de primaria, portarretratos. En la pared colgaban algunas fotografías de los niños. Una ventana iluminada por los rayos del sol.Traía puesto una bermuda negra, una playera rezagada roja con un slogan americano. Una cachucha Nike café y unas sandalias. Se sentó en el sillón. Encorvó su espalda. Apoyo sus brazos sobre sus piernas y sus manos no dejaban de moverse. Una pequeña sonrisa en su rostro continua la platica de la noche."Como te decía, empieza uno caminando, después vas corriendo, y uno termina la ruta conforme se va sintiendo. Hay días, pos simplemente hasta llegar ahí, te das cuenta de que te empieza a doler algo".Sus manos relamen su pelo.

"Toneladas de basura agarra uno en un viaje. Pos si que es pesado. No haces una sólo cosa, sino vas corriendo, corres, te agachas, juntas la basura de distancias de seis o siete metros de basura a basura. Se va haciendo esfuerzo de correr aparte el esfuerzo de agacharte y el esfuerzo de levantar y aventar".

Cuando pronunciaba cada palabra Marco dibujaba esos instantes donde el fuerte sol de la costa baña su cuerpo.

"Obviamente te va mermando todo el trabajo. Ya no corres igual. Te vas entorpeciendo. De hecho ni el agua te hace. Te empanza, no te permite agacharte. Y la basura no se acaba".

Oprime sus manos sobre su rostro, las desliza con suavidad...

"Antes era de manera diferente la recolección. Era en contenedores, después fue manual, pero era en las esquinas. En cada esquina se hacía su montón de basura. No corrías, no tenias el mismo desgaste. Llegó el cambio de presidente municipal y pos ora si que nos dio en la torre".

"Aparte que los vidrios no los tiran como es. En la zona donde andamos, tienen albercas y hay un cloro en polvo con las que las lavan. Pues, todo eso lo tiran y pos nosotros llegamos y agarramos, y a la hora de prensar es donde empieza hacer combustión con la misma basura, empieza a salir gas. Unos compañeros se intoxicaron".

Deja caer su espalda sobre el sillón Marco baja la voz, como queriendo que nadie lo escuchara.

"Hace poco tuve un problema con los ojos pero nunca supieron que era, muchos médicos y no supieron que era". Meneando la cabeza hacia los lados "fue un agente químico, la gente avienta y uno prensa y te toca, pos es gas, te toca, te toca".

"La gente no nos valora. No nos ve. Somos los menos, los de la escala más baja, mucho más baja".

"A uno compañeros los balacearon. Estaban unos señores platicando. Entonces llega el compañero para pedirles que hicieran su camioneta a un lado, no pues, estos se molestaron. Uno de los hombres, le tiro un golpe al compañero. Este se tapa con la basura y que el señor todavía se enoja más, y no pos, mi compañero se retira, cuando de pronto, el viejo ese, le empezó a disparar a los pies. Se bajó el chofer, le dijo que se calmara… y al chofer le tiro, le tiro en la cabeza pero lo bueno que le jerró. Y no sólo con esas personas lidiamos, también con los chiquillos que traen buenos carros, te ofenden, pasan jugando con el carro y si no te fijas te atropellan".

La música del repartidor del agua sobresalta a Marco dejando cargar sus ojos sobre los míos.

"Ya hubo un muertito. Este se calló de una vuelta. También ya era un señor muy grande. Eso fue en tiempos de lluvia. Traía guantes y venia agarrado en una barra de acero. Los guantes que nos dan pos se mojan, son de material de gamuza, de cuero. Se deslizó el señor y calló".

Puros problemas, nosotros no hacemos nada, es nuestro trabajo reiteraba Marco.

"Tu llegas y pides de favor que te dejen trabajar y solo recibes puras mentadas de madre. No tienen porque humillarnos. Una ocasión estaba acomodando la basura de un negocio y varios carros se detuvieron porque les estorbábamos para pasar. Pos, la dueña sale y que empieza a gritarme bien feo. En eso que llega un judicial y en vez de calmar, que me saca la charola y me la pone en la cara, que me enojo y eso le molestó. Cuando llegaron refuerzos comentó que traía armas. Entonces lo encaré, me defendí. Con una sonrisa en sus labios. El que subieron a la patrulla fue al judicial".

La tarde se dejó venir sin aviso alguno, Marco se sentía más relajado.

"Hay gente de toda, hay gente que te regala agua, pero desgraciadamente hay mas gente de esas, de esas puras, de esas nos aventamos…".

Nos pos…

"Yo tengo derecho a vivir ¡ó que la chingada!…"

III

Marco desvanece en la calle dejando una sonrisa de aliento.

¿Pero a quién le importa esto?

Texto, Investigación y Fotos Minerva Maciel Morán