El deseo de cambiarse le pica… ¿Pero está dispuesto a dejar su empresa por otra?. ¡Huya! Ya que todo va bien en su trabajo… es como decir “Yo te amo, por lo tanto te dejo”, aplicado a la gestión de carrera. “El buen momento de irse es el que precede al cansancio”, afirma Denis Mayer, asesor de movilidad y contratación de la APEE. Se dice que la pesca de un nuevo trabajo no se empieza cuando hay desinterés por el actual puesto, sino cuando se tiene plena confianza en su eficacia, su valor, etc., explica. “Cuando todo va mal, añade Éric Le Touzé, Director General de Michael Page France, es demasiado tarde. Es mejor plantearse las buenas cuestiones antes, ser capaz de prever un cambio cuando todo va bien. ” En resumen, a la hora en que uno no desea realmente irse. Es difícil. ¡Incluso muy difícil!” Por ello la APEE intenta hacer pasar el siguiente mensaje: “Permanezca en víspera permanente, esto sitúa a las empresas pudiendo ofrecer mayores oportunidades, etc.” Da lo mismo que prefieren “descargar” que reclutar un candidato buscando empleo, que tiene al cuello la corbata de su anterior trabajo y en postura menos sólida… Es paradójico, pero constitutivo de la función del marco, según un sociólogo que realizó un estudio para la APEE, precisa Denis Mayer. Un marco es un colaborador que reflexiona siempre sobre el valor de reventa de lo que hace. ” Maduro, pero no suave. Sin embargo no siempre se tiene esta lucidez, esta fuerza de anticipación, esta determinación, sobre todo cuando se encuentra en un remolino de tensión y sobrecarga de trabajo. “A menudo un marco siente que es maduro para otras aventuras por lo que no tiene más placer en su trabajo, ni satisfacción, y cada mañana va con pies de plomo”, añade Éric Le Touzé. Peor, cuando su “salud mental o física está, implicada ha dicho Philippe Lesage, asesor en peligro y entrenador en Alexandre Tic, cuando no duerme o duerme muy mal, que las relaciones con su superior jerárquico son pésimas, etc.” Resumidamente, cuando el trabajo se vuelve destructivo. Y es que no se actúa sino se da una crisis específica. Ya que para convencer, el candidato debe explicar las razones de su cambio de trabajo. Decir: “Yo tengo hastío, mi jefe ya no es simpático, yo vivo demasiado lejos de mi oficina, etc.” no basta, asegura Isabelle Mounier-Kuhn, director asociado de EOS Consejos. Un proyecto claro más bien que la experiencia. En cambio, discutir afirmando: “yo adoro mi oficio, pero mi familia ya no soporta más que yo vuelva a entrar demasiado tarde a casa debido a mis trayectos, las razones por las cuales quiero moverme, etc.” Estos tienen el camino, indican los expertos. “Y la primera pregunta de un reclutador es: ¿qué quiere hacer? Es necesario avanzar en serios argumentos, como progresar, descubrir otra cultura, dejar claro sobre lo que se sabe y quiere hacer. Todo esto cuenta más que el tiempo que ha pasado en un trabajo” Con todo esto, que no han oído que ¿era necesario cambiar cada tres años para ser un marco dinámico que toma su carrera en mano? Un axioma que se basa en la idea de que es difícil juzgar una experiencia demasiado corta, sabiendo que el primer año sirve “para observar”, el próximo para mejoras o acciones, que se concretarán en el tercero, explica Éric Le Touzé. “De este lado tres años, el reclutador se plantea más cuestiones, concluye. Y más allá, observa los distintos proyectos llevados, comprueba que el colaborador no se atora durante diez años. Pero a todo mérito una explicación. Referencia: Le fígaro. Emeric Carré “Quand changer de job?”. Febrero de 2008. |