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Motivo: Conocimiento

Motivo: Conocimiento



01 de octubre de 2012 10:08:01 horas
Autor Soydeth Avila

 

Existen personas que dicen, que en literatura todo está dicho, y que lo único realmente importante es la manera en que se narra la historia. En este punto recuerdo la sobrevaloración que se le hace al discurso escrito, se sabe que hablar es mucho más fácil que escribir, y que no cualquier persona disfruta escribir; en conclusión, el que escribe es el que sabe lo que escribe y por qué escribe. Y si esto se ubica en épocas antiguas, entonces el poder de narrar el desarrollo de acontecimientos que forman la historia, pertenecía a quien la escribiera.

La narratividad no sólo es una presentación de eventos, sino es un evento mismo de la historia. Es una acción que se hace a lo largo del tiempo y que tiene efectos en el comportamiento colectivo y/o individual. Además, el narrador (consciente o inconscientemente) busca tener presencia en su relato, quizá desde su punto de vista, o de la erróneamente llamada objetividad (que en el fondo es subjetiva). Aunque se trate, salvando las diferencias, de un género imaginario o referencial. De cualquier manera sólo conocemos una interpretación, una parte de la representación que muestran.

La presencia de la subjetividad es más notoria y autorizada en el discurso oral, que en el discurso escrito. Por ejemplo, las fuentes documentales tienen una finalidad fáctica, mientras que la oralidad está plena de expresividad. Quizá sea por esto último, que las entrevistas son tan ricas en cuestión de información. La entrevista es un diálogo que se construye con el entrevistado, es un intercambio personal y único. No se tiene la misma respuesta (expresión) de una persona en dos momentos distintos, menos entre personas distintas.

Otro punto importante, es lo que Portelli (2004) menciona con relación al trabajo del entrevistador, dice que no se puede hacer un trabajo serio de entrevista si no se está motivado por un fuerte deseo de conocimiento. Entiendo que la humildad es indispensable en el momento de entrevistar a alguien, no interesa si el entrevistador sabe más del tema que tratan, el personaje importante es el informante, deseoso de ilustrar con su discurso. Por eso no es válido mostrar ante el entrevistado una actitud de omnisciente, a ninguna persona le entusiasma la idea de explicar algo a alguien que parece saberlo todo de antemano. Y tampoco lo opuesto, un entrevistador que no domina el tema de su entrevista no se dará cuenta del valor de la información que recibe, ni se percatará de las oportunidades para obtener más respuestas respecto del tema que investiga.

Y por último, también importante, los buenos modales. Utilizar la educación y el sentido común al tratar con el entrevistado. Recordar que durante la entrevista se está en el espacio y tiempo del otro. Y que cualquier respuesta que proporcione el informante está libre de juicios de parte del entrevistador.

Bibliografía:

Portelli, Alessandro (2004) “El uso de la entrevista en la historia oral”, en Historia, memoria y pasado reciente, Anuario No. 20, UNR, pp. 35-50.

Fuente:

Motivo: Conocimiento



20 de septiembre de 2009 05:37:12 horas

Escrito por Soydeth Avila