LA ESTRUCTURA FINALISTA DE LA ACTIVIDAD HUMANA Por: Lic. Lizbeth Adriana Castillejo Barragán TODA ACTIVIDAD HUMANA SE REALIZA POR UN FIN. El hombre no se comporta ciegamente, sin saber lo que pretende con su actuar. Al hacerlo, tiene siempre presente un fin. En virtud de que la naturaleza humana está dotada de inteligencia y voluntad, lo específico del individuo racional es obrar libre y conscientemente buscando siempre un fin. Aristóteles afirma “Todas las artes, todas las indagaciones metódicas del espíritu, lo mismo que todos nuestros actos y todas nuestras determinaciones, tienen al parecer siempre por mirar algún bien que deseamos conseguir. Moverse por un fin indica que la voluntad humana busca siempre lo que la razón le propone como bueno, aunque a veces se equivoque y persiga como bueno algo que no le es realmente. EL FIN ÚLTIMO Los múltiples fines que el hombre busca conseguir guardan entre sí un orden: hay fines más inmediatos que otros, fines más o menos importantes, fines que se buscan sólo paa luego acceder a un fin posterior. Fin último es aquel fin que: Se quiere de modo absoluto y en razón del cual se quieren todos los demás. EL FIN ÚLTIMO ES ÚNICO La postulación de la unicidad del fin último se afirma así en las palabras evangélicas “Nadie puede servir a dos señores, pues o bien aborreciendo al uno amará al otro, o bien, adhiriéndose al uno menospreciará al otro”. EN RAZÓN DEL FIN ÚLTIMO SE QUIEREN TODOS LOS DEMÁS Este postulado equivale a decir que “el fin último es la causa final primera de todo obrar humano”. El fin último es la causa, al menos implícita, de cualquier otra pretensión. El amor a ese “algo único” es el motivo de todo comportamiento y decisión. EL CONFORMISMO COMO ACTITUD VITAL Quien no ha hecho una decisión consciente de ubicación del fin, lo más probable es que ese fin no trascienda la esfera de su pura corporeidad, fijando su fin en términos hedonistas y utilitaristas. EL FIN ÚLTIMO DEL HOMBRE El hombre actúa siempre en busca de un bien que tiene razón de fin. La naturaleza humana, se caracteriza por las facultades operativas de la inteligencia y la voluntad. Ellas son sus perfecciones características, sus potencias propias. Sabemos bien que los objetos a los que se dirigen esas potencias son: LA VERDAD, PARA LA INTELIGENCIA, Y EL BIEN, PARA LA VOLUNTAD. La capacidad perfectiva última de las potencias espirituales se colma solamente en la posesión de la verdad suma para la inteligencia y el sumo bien apetecido por la voluntad. El fin último del hombre es Dios, ya que Dios es la Suma Verdad y el Sumo Bien. El hombre no es sólo un ser biológico. En virtud de su psiquismo, está abierto a innumerables necesidades, puesto que lo propio de lo espiritual es trascender el dominio inmediato de lo cuantitativo, de lo concreto, de lo sensible, y, en consecuencia, ser capaz de pensar como ideal en otras realidades. El ser humano siempre esta insatisfecho y a la búsqueda de algo nuevo, de algo más perfecto, de algo más planificante. A partir de este postulado “Dios es el fin último del hombre” podemos extraer algunas derivaciones de interés. |