Francisco I. Madero, llegó a la primera magistratura en medio de la aclamación popular de los que sentían que su nación despertaba por fin a la democracia, sin embargo seres retrógrados y mezquinos maquinaban su traición. La madrugada del 9 de febrero de 1913, los resentidos Félix Díaz, Bernardo Reyes y Mondragón, apoyados por los estudiantes de la escuela de aspirantes de Tlalnepantla pretendieron apoderarse de Palacio Nacional, sorprendiendo a la guardia ahí reunida, sin embargo los valientes generales Villar y García Peña repelieron la agresión.
Informado de los hechos, Madero monta a caballo desde el viejo Castillo de Chapultepec en el que habitaba y se dirige por el histórico Paseo de la Reforma al centro de la ciudad. Durante el trayecto es escoltado por los leales cadetes del Colegio Militar, quienes fieles a su presidente estaban resueltos a morir junto a él. Al llegar ante las puertas de Palacio, Madero se entera de que el golpe de estado había fracasado y de la muerte de Bernardo Reyes; sin embargo los rebeldes consiguieron escapar y fortificarse en "La Ciudadela" desde donde continuaron los ataques. Se inició de este modo la "Decena Trágica" que culminó con los asesinatos de Madero y Pino Suárez, quedando temporalmente en el poder, el traidor Victoriano Huerta.
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